martes, 16 de septiembre de 2014

El futuro es muy oscuro

En Leganés se habla de todo menos de política. La actualidad viene marcada por el enfrentamiento nauseabundo entre parte del Gobierno local y de una oposición que lejos de pelear por el vecino, lucha por echar del poder a un alcalde que sólo tiene ojos para el Smartphone.

El tiempo en La Roca y alrededores gira en torno a la batalla mediática que libran en las redes sociales los aliados de uno y otro bando. Una ridícula y estéril contienda, que al vecino ni le va ni le viene. Es más, ni la conoce.

La vida política en nuestra ciudad es ya algo personal… y eso se acabará pagando en las urnas. Porque mientras estos hooligans del twitter se pegan entre ellos con mil y una artimañas (trolls incluidos), el resto de la sociedad camina en otra dirección.

Las encuestas –esas que no se cree nadie porque siempre se equivocan- dicen que algo está pasando y Leganés no será ajena a esta tendencia. La previsible entrada de nuevas fuerzas políticas en la Corporación podría convertir la confección del próximo Gobierno local en un galimatías.

Y ojo porque la irrupción de PODEMOS será la clave en ese futuro Ejecutivo. Una formación que ha dejado abiertas las puertas de casa y eso siempre tiene su riesgo. De hecho, en Leganés ya tiene okupas.

Los grandes partidos (PP y PSOE) siguen sin definir sus candidatos para las próximas elecciones municipales. En el PP está claro que será La Jefa quien decida, pero el PSOE acaba de iniciar un proceso que acabará en lío como casi siempre.

Rafael Gómez Montoya quiere ser candidato y aunque quería hacer público mañana mismo su ferviente deseo, el PSM de Tomás Gómez le ha obligado a recular. En una semana habrá novedades.

Los terceros en discordia andan preocupados por igual porque no les salen las cuentas. Por ello no descarten pactos previos o a posteriori que condicionen el voto a formaciones como ULEG, IU o UPyD.

Mientras llega o no llega esa tercera vía que pelee contra el bipartidismo, en Leganés parece como si nadie dirigiese la ciudad. La gestión no se cuenta y por lo tanto no existe.

Los ciudadanos, acorralados por el paro y un futuro poco halagüeño, seguro castigarán a unos políticos que sólo se preocupan por medir sus fuerzas y repartirse el poder. Se arrepentirán… seguro.


Les recuerdo que algunos intentamos trabajar en medio de esta jungla repleta de podredumbre ética y política. Un escenario de bajeza moral, al que hemos llegado por la avaricia de cuatro o cinco ineptos que un día se sentaron en una mesa camilla para repartirse esta ciudad que es de todos.