lunes, 13 de octubre de 2014

Leganés hace aguas

Llegará un momento en que en Leganés nada sea noticia. Más que nada porque aquí pasa de todo…. Y lo que nos queda.

Año tras año, las Fiestas en honor de San Nicasio nos dejan alguna perla para recordar por los siglos de los siglos. En esta ocasión, el tiempo y la falta de previsión jugó una mala pasada al Ayuntamiento, cuyos responsables se vieron obligados a suspender varios conciertos, no sin antes montar una “charlotada” con grúa y carpa incluidas.

El esperpento se apodera de la gestión y la víscera de la política. En Leganés cada vez se habla menos de la ciudad y sus problemas, porque sus nefastos protagonistas andan enfangados en guerras personales que les desacreditan como legítimos representantes de los leganenses.

Nadie habla, porque no les interesa, de una ordenanza de gasolineras recién aprobada bajo la tutela de empresarios interesados en acrecentar las restricciones a la libre competencia. Una cacicada con intereses económicos que acabará explotando si no ponen remedio.

No se comenta nada sobre un Polígono industrial como Leganés Tecnológico, donde el miedo al rédito electoral puede acabar por espantar empresas que buscan suelo en un enclave privilegiado.

No se habla de la sentencia condenatoria contra el Ayuntamiento que ha costado a todos los leganenses la friolera de 1.286.962 euros. Ni se hablará de las que están por llegar que pueden destrozar el presupuesto municipal de un consistorio que reduce sus ingresos a un ritmo vertiginoso.

Los cuatro Grupos políticos miran ya a 2015 dejando a los ciudadanos en un segundo plano, ninguneando a los electores pero por encima de todo a aquellas personas que les colocaron en el sillón de cuero.

Hablar de consenso político para hacer ciudad es una utopía, pero llegar a un acuerdo sostenido y auspiciado por algún lobby económico es relativamente sencillo. Ese es el Leganés que nos ha tocado.

Y mientras el Gobierno local hace aguas (nunca mejor dicho) la oposición se mide en base a ese fatídico juego basado en que abstenerse o apoyar al Gobierno en cualquier asunto es “dar aire” al Partido Popular.  Un dogma de fe que señala con el dedo a aquel Grupo que  se atreva a levantar la mano junto al Gobierno local en el salón de Plenos.

El Partido Socialista comparte, apoya y difunde el dogma como si fuera suyo, pero ya hemos comprobado cómo se han visto obligados a “traicionar” esta singular e interesada creencia. Y claro, toda traición tiene su lógica consecuencia. Desde las redes sociales han recibido estopa a base de bien por, según ciertos predicadores, “sostener” al Gobierno de Jesús Gómez.

Que el ejecutivo local es y ha sido un desastre, eso lo digo y lo escribo con letras mayúsculas, pero decir que el PSOE sostiene al PP por abstenerse en esta decisión es demagogia pura y dura. Otra cosa es que los socialistas se lo merezcan por poner una vela a Dios y otra al diablo. Habrá más.