sábado, 5 de marzo de 2016

El pesebre pepinero

Los actuales representantes políticos del Ayuntamiento de Leganés poseen el dudoso honor de conformar la Corporación de mayor mediocridad política en sus más de 30 años de historia democrática.

Los más de nueve meses de legislatura dan muestra de la escasa calidad de una cámara, donde su fragmentación, lejos de agitar el debate político, ha generado un reducto de paz y tranquilidad, solo perturbada por el ADN guerrillero de Unión por Leganés.

El PSOE se encontró un Gobierno que ni buscó ni merecía, pero el crecimiento de la marca PODEMOS y el suicidio del Partido Popular en la ciudad, les concedió un poder que ni ostentan ni controlan. Sin programa, sin equipo y sin ganas, el PSOE de Leganés deambula contando los meses que suma en la poltrona.

Las distintas familias políticas socialistas chupan de la teta de la administración, engordan y guardan silencio recluidas en sus cuarteles de invierno a la espera de próximas batallas. La ciudad no importa, la gestión aún menos, su nómina es tema capital.

A este Gobierno se sumó lo poquito que queda de Izquierda Unida. Un concejal válido (que no valido) convertido en consejero de La Roca pero sin voz ni voto. Como muestra, el sapo que Rubén Bejarano se ha tragado con LGMEDIOS. Una empresa pública sin actividad, que ni tan siquiera él dirige, y que acabará por darle muchos quebraderos de cabeza.

En la oposición, LEGANEMOS se ubica con más pausa que prisa. Lejos de enarbolar la bandera de principal grupo de la oposición, se contenta con estar más que con ser. Entienden que sin equivocarse tienen futuro y por ahí pasa su candidez preconcebida. Lejos de asaltar los cielos, prefieren quedarse en casa y poner el candado a su Grupo. Ya sonarán tambores de guerra... y si callan, mejor.

El Partido Popular quiere renovarse desde dentro, pero mira de reojo a Génova donde Cristina Cifuentes le pone ojitos a una ciudad que ansían recuperar como sea para romper este sucedáneo de “cinturón rojo”. Cuidado con esto porque en breve les contaré cómo andan las conversaciones PP-ULEG y por dónde podrían sumar 14. (Hasta aquí puedo leer)

ULEG sigue apelando a su raza pepinera, pero uno tiene la sensación de que Carlos Delgado y su
gente predican en el desierto. Son una versión leganense de William Wallace preguntando a sus paisanos si quieren luchar, pero le contestan: “no, huiremos y viviremos”. Emulando a los vecinos escoceses de Wallace, la oposición leganense prefiere huir y vivir con el estómago lleno.

Con Ciudadanos partido en dos, el nuevo portavoz de la formación naranja está en tierra de nadie y sin mover un dedo a no ser que sus superiores toquen el botón.

El no adscrito aguanta y vive ya en su nuevo despacho. Difícil papeleta para un concejal, Jorge Pérez, al que no se le ha concedido ni una oportunidad. Las cartas estaban marcadas.

Y el cerebro de este circo político es Santiago Llorente. Un alcalde que perpetró su obra maestra en el Pleno municipal del 2 de julio. Ese día se aprobó la propuesta del Gobierno local donde se establecería “pan para todos”. Y es que el edil que menos cobra en este Ayuntamiento ingresa 40.000 euros anuales y sin tener dedicación exclusiva. Con el bolsillo lleno, las penas son pocas y las guerras internas se alivian a final de mes.

Algunos, de momento, tenemos la capacidad de mandar en nuestra hambre*.

“En mi hambre mando yo”*    Frase incluida en el prólogo del libro España, Ensayo de Historia Contemporanea (1929), de Salvador de Madariaga